Pasar de un ámbito a otro atravesando un límite, es superar algo, que muestra que uno, como ser humano, como persona es único y sobre todo irrepetible, el cual, le confiere dignidad y valor por si mismo. Es dejar una huella, algo que me determine o califique de mi actuar como ser humano.

En el sendero de mi vida, he tratado de dejar un legado, que me caracterice como persona, algo único de mi ser. Mi vida, ha sido a lo largo de todo el tiempo, un proyecto de vida que forjo día con día.

Uno de mis fines principales de trascender es la felicidad, es lo que todo ser humano desea o anhela, tal como le describe Robin Sharma en su libro: El monje que vendió su Ferrari, “El secreto de la felicidad es simple: averigua qué es lo que te gusta hacer y dirige todas tus energías en esa dirección”. Gran descripción de lo que es la felicidad, simple, pero de gran potencial de reflexión sobre que le hace ser feliz a uno mismo.

La felicidad determina mi rumbo de vida, a lo que me da mas satisfacción hacer en esta vida, tomar fotografías al gran legado cultural que enriquece nuestro país. Mis anhelos a esta pasión aumenta conforme pasa mi vida. Quiero dejar un gran legado en el campo de la fotografía, sobre la cultura guatemalteca.

Un legado que de a conocer generaciones futuras la riqueza cultural de nuestros antepasado han heredado de generación en generación, tradiciones y culturas milenarias que han logrado sobrevivir con el paso del tiempo, pero temo, que un día, todo este legado milenario quede en el olvido. Por ello, persigo con gran pasión mi sueño, documentar por medio de la fotografía, gran parte de estas culturas que nos identifican como guatemaltecos y que me da tristeza que muchos guatemaltecos ignoren dicho tema y lo peor, que se avergüencen de ello.